En México, como en otros lugares y muchas veces en otras épocas, la identificación de una forma de trabajar, un estilo, una actitud "correcta" con una tradición, como estímulo a la identificación nacionalista, ha tendido a encauzar la creatividad en la dirección de la estereotipo y la imitación devaluada del modelo que se imita, frustrando la expresión de un país rico y complejo plenamente capaz de asimilar la globalización actual de este fin de milenio.
La selección presentada en este libro, que como todos los de este tipo es algo subjetiva y arbitraria, se propone atender exclusivamente a la calidad de la arquitectura, independientemente de los movimientos o escuelas a las que pertenezcan los arquitectos individuales, abierta o encubiertamente. En consecuencia, la selección presenta obras de figuras de reconocido prestigio nacional e internacional junto a arquitectos jóvenes y relativamente desconocidos.
También en términos estilísticos y formales, tanto este libro como las realidades de la arquitectura mexicana están marcadas por corrientes tan diversas como el expresionismo volumétrico de Teodoro González de León y las abstracciones de elementos vernáculos de Ricardo Legorreta, en contraste con la obra de Enrique Norten. , cercano a los últimos movimientos internacionales.
Tipológicamente, este libro abarca desde conversiones dentro de centros urbanos históricos, pasando por casas particulares, hasta nuevos edificios de varios tipos.