La diversidad y la evolución de las lenguas en el tiempo y el espacio dieron lugar a la traducción. Las obras de Dante, Cervantes y Shakespeare han sido traducidas al francés, pero también al italiano, al español y al inglés contemporáneo. Siendo el espíritu humano universal e infinitamente curioso, tan pronto como se inventó la escritura, la traducción se impuso como transmisora de sentido. Sutil e inventiva, la traducción sigue a la escritura como su sombra y no descansa en ocuparse de cualquier objeto de lectura, sin importar la dificultad. Pensemos, por ejemplo, en la Vulgata de san Jerónimo, en el siglo IV, que se convirtió en la versión oficial de la Biblia de la Iglesia católica en el Concilio de Trento (siglo XVI); o en un programa informático diseñado por un programador, traducido en la actualidad por un ejército de traductores-localizadores a una decena de idiomas con el fin de lanzarlo simultáneamente en todo el mundo.
Los autores
Nota de la traductora
Prólogo
Introducción
Capítulo 1
Un poco de historia
Capítulo 2
¿En qué consiste el trabajo de un traductor?
Leer y releer
Reflexionar
Escribir y reescribir
Capítulo 3
La formación y la investigación
La formación
La investigación
Capítulo 4
La profesión en Canadá
Las competencias necesarias
Los tipos de empleo y las tarifas
La organización de la profesión